sábado, 4 de febrero de 2012

Amigos Ausentes

       


       Satisfecha con mis adquisiciones salí corriendo hacia las librerías del centro esperando encontrar los encargos que me hicieron de libros y ¡Oh! sorpresa, no encontré ninguno; maldije mentalmente, ya que si hubiera contado con más tiempo hubiera ido a Gandhi o a Gombell.

        Llegué corriendo al café, llegaba 10 minutos tarde y para aquellos que me conocen saben que eso para mi es un pecado y continuando con los sarcasmos de mi vida.... ¡NO HABÍA NADIE!

        Luego se preguntan extrañados por que diantres no aviso cuando voy a la ciudad. Bueno, me dí el lujo de almorzar en ese café que adoro, hacer tiempo (para ver si llegaba alguien, cosa que no paso) y me largué de ahí, digo, tenía un autobús que abordar y una vida a la cual volver lo mas rápido posible.

1 comentarios:

Judith dijo...

Pues si, a veces es mejor avisar que caer de sorpresa, al menos lograste almorzar.
Besos

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